La Nueva Globalidad - Un Breve Histórico de las Transformaciones


por Prof. Dr. Jorge Alberto S. Machado (www.forum-global.de/jm)
Universidade de Campinas - BRASIL

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referencia:
Machado, Jorge A. S. (2000), La nueva Globalidad - Un Breve Histórico de las Transformaciones, http://www
.forum-global.de/bm/articles/inv/nuevglob.htm


Al analizar los últimos quince años del siglo XX y comparamos con las décadas precedentes de este mismo siglo, podemos notar cómo el mundo ha cambiado en muy pocos años de un modo tanto abrupto, frenético y, hasta cierto punto - sobre todo en el aspecto político-ideológico -, de forma incalculable. El colapso del bloque comunista, que parecía imprevisible en aquel momento, fue el marco de la ruptura del dualismo de la Guerra Fría que dividía el mundo. Desde ahí muchos de los cambios que ocurrieron en los años noventa fueron consecuencia directa o indirecta de esto.

En 1991, con la implosión de la Unión Soviética y la subsecuente disminución de las tensiones, el mundo pasó por una sucesión de contínuos y profundos cambios políticos, económicos y sociales. El fin del orden bipolar abrió espacio para el resurgimiento de los viejos nacionalismos, de los conflictos étnicos y religiosos, así como la profundización de las desigualdades entre el "Norte desarrollado" y el "Sur pobre", en un ambiente ya de práctico "consenso" en torno de a los postulados del sistema capitalista. Como consecuencia, las dictaduras militares del occidente también perdían la esencia de su discurso - basado en la defensa contra la amenaza comunista. De esta forma, el peligro comunista, que tanto polemizaba el debate ideológico, no asustaba más a nadie, así el debate ideológico se vaciaba.

Al final de la Guerra Fría, se vio el surgimiento del inicio de la dominación de la una nueva simbiosis entre la democracia occidental y los preceptos del capitalismo. Al mismo tiempo, se cristalizaba una conciencia de la necesidad efectiva de condena a todos los regímenes no-democráticos y dictatoriales, o no fundamentados en la igualdad de derechos entre los ciudadanos, a parte de las diferencias religiosas, de etnia, origen o raza, así como también la defensa sistemática de los derechos humanos. Por lo tanto, esos valores pasaban a ser considerados, de hecho, como "universales" (1).

Lo que se vería sería algo impensable hasta pocos años antes para la inmensa mayoría de los sociólogos, historiadores y politólogos en general: los países de lo que fuera el bloque socialista pasan a cambiar rápidamente sus instituciones políticas y económicas, de modo que a asimilar los valores de la democracia occidental y de la economía de libre mercado, manifestando todo el deseo de integrarse a las instituciones y organizaciones occidentales.

Luego tras la caída de muro de Berlín, surge la palabra "nuevo orden mundial", que sintetizaba el orden multipolar de la coyuntura internacional bajo el liderazgo hegemónico de los Estados Unidos. El vocablo globalización surge, de espacio, como un término de entendimiento más amplio, desideologizado. Éste comporta un universo mayor de significados, relacionados al desarrollo de las comunicaciones, del libre-comercio, de la tecnología y sobre todo de una fase la superación de las barreras políticas, del espacio y del tiempo para el reconocimiento de las similitudes de sensaciones y visiones del mundo entre los individuos de diferentes culturas y rincones. Siendo un termino más flexible, simpático y aceptable, la palabra globalización pasó a diseminarse como la forma más adecuada para designar toda una enorme gama de transformaciones relacionadas a la expansión libre y pacífica del capitalismo. Aunque las connotaciones de los términos sean discutibles, ellas surgieron de la necesidad de comprender y calificar lo que pasaba, en un evidente carácter sumario y totalizante.

Ése fue un momento en que el capitalismo empezaba a desarrollarse y a expandirse sin encontrar frenos, ya sea geográficamente, o en términos de legitimación ideológica. Mientras tanto, los avances tecnológicos de los medios comunicativos cumplían su papel potencializador en ese proceso. La expansión capitalista dio más aliento a la competencia económica, lo que hacía - perversamente, en la actuación expansiva y transformadora del mercado - parecer obsoleto y anacrónico el resto que se quedaba en pie de las economías planificadas. Era la afirmación del triunfo de los ideales de la democracia occidental que se mostraba de varias formas diferentes, como la iniciativa de adhesión de los ex países socialistas a la OTAN, U.E. y otros organismos multilaterales de cooperación, bien como las adopciones por parte de ellos de políticas de privatizaciones y amplias aperturas económicas.

El escenario que se abrió era el de un nuevo mundo para nuestro tiempo: trayendo la esperanza y el miedo, euforia y ambición, prosperidad para algunos países y crisis para otros. Hasta hace poco una desconocida para gran parte de los ciudadanos, la palabra globalización se escuchaba cada vez más. Aunque se deba considerar las excepciones aislacionistas - como el caso de las teocracias islámicas -, nada sería lo mismo en la mayoría de los países. Las relaciones comerciales pasarían a ampliarse sustancialmente, así como el fortalecimiento de los bloques comerciales y la firma de numerosos tratados, pactos y convenciones internacionales, formando todo un nuevo armazón jurídico internacional que sobrepusiese y entrelazase gradualmente las leyes estatales y acuerdos extra y supraestatales.

En el escenario político-partidario surgen nuevas combinaciones y siglas, con los partidos que intentan ajustar sus discursos y programas a este nuevo orden. A su vez, las nuevas tecnologías de información, cada vez más, harían una "disminución" virtual del mundo, incrementando en volumen y velocidad la transmisión de datos y llevando los "PCs" a los hogares más distantes, posibilitando también, a través de la combinación de tecnologías comunicativas, la conexión con la red. Del mismo modo, el flujo de dinero, y por extensión, todo el mercado financiero se beneficiaron conjuntamente de estos avances.
La expansión del capitalismo occidental y el desarrollo de las tecnologías de información llevan a todos los rincones la lengua inglesa y los padrones de consumo occidentales. Por otro lado, otras culturas y pueblos, aún desconocidas y regionales aparecen ante del mundo, paralelamente a los movimientos nacionalistas reivindicativos, que buscan la autonomía local - o incluso la soberanía - frente a esa mundialización.

Las relaciones diplomáticas cambian enormemente con la aproximación del bloque de ex países comunistas hacia el occidente. Eso se tradujo por el crecimiento de la OTAN, de la expansión de la U.E. hacia el Este de Europa, las diversas cumbres internacionales (2), además de las reuniones de diversos organismos multilaterales occidentales que tienen países ex comunistas como participantes u observadores -, donde el enfoque principal pasa a ser también las relaciones comerciales con ellos, poniendo en relieve el creciente deseo de integración económica e inserción internacional de estos países.

Como ya fue citado, este nuevo escenario está caracterizado por el reconocimiento de la necesidad de defensa de los derechos humanos y del Estado democrático en las relaciones internacionales, al mismo tiempo que una nueva concepción de democracia - resultante del fin de la Guerra Fría - pasa a ser unilateralmente difundida por las grandes potencias e incondicionalmente aceptada por la mayoría de los países. Así se "globaliza" y se legitima la conjunción entre economía de mercado y democracia occidental como paradigma democrático.
Sin embargo, esa globalización mostró ser centrada en la perspectiva del nuevo liberalismo económico adoptado de modo general por las potencias occidentales. Cabe aquí citar a Manuel Castells que en su obra La Era de la Información - es así como él denomina al período en que vivimos - afirma que la crisis que sacudió la economía soviética y condujo al colapso de su país - y, por extensión, practicamiente a todo el mundo comunista - resultó de la expresión de incapacidad estructural del estatismo para asegurar la transición hacia la sociedad de información. Los cambios profundos en los mecanismos de gestión, la descentralización e interconexión de las empresas, la individualización, la flexibilización y diversificación crecientes en las relaciones de trabajo, la competencia económica global, la actuación desregularizadora selectiva de los Estados en el mercado y el desmantelamiento de estado del bienestar, son para él las características fundamentales del proceso de transformación profunda del capitalismo hacia la expansión global (1997a).

La globalización asume, una faceta neoliberal a partir del final de los ochenta y, sobre todo, al transcurso de los noventa. Con la crisis de los paradigmas socialistas y el ascenso del llamado neoliberalismo, esa globalización pasa a poner en cuestión el papel del Estado como formulador e implementador de políticas de desarrollo y fomento interior, generando una situación de creciente dependencia en actuación de los mercados y de los grandes actores políticos y económicos internacionales. Esto propicia una discusión larga y casi interminable, en la que se intenta entender y explicar ese fenómeno de debilitamiento del Estado-nacional, en los planos interno y externo y el peligroso incremento gradual de la interdependencia con lo que ocurre en el ámbito global. Esa relación que pone los países en creciente conexión y exige cada vez más la necesidad de instituciones reguladoras en el ámbito internacional. Así, cualquier interferencia o tentativa de imponer un orden en la actuación de los agentes externos en el plan de los Estados-nacionales termina por alcanzar un resultado contrario, aumentando la interdependencia que intentaba a su vez controlar.

Al contrario de la globalización del siglo XVI, la globalidad del fin del siglo XX implica un movimiento creciente de erosión de los Estados-nacionales dentro de una compleja nueva arquitectura de relaciones que envuelven la formación de redes comerciales, económicos, sociales, políticas y ecológicas y la eliminación de las esferas intermediarias entre lo local y lo global.

Notas:

1 Hay que decir que no pretendemos discutir aquí la ambigüedad de la interpretación de esos términos o la aplicación y validez de estos ideales en el plano real, sino que destacar como esos principios pasaron a ser adoptados oficialmente por gran parte de la comunidad internacional como objetivos últimos y fundamentales a ser seguidos (N. del A.).

2 Algunas de las grandes conferencias mundiales de los últimos años: cumbres mundiales sobre la infancia (Nueva York, 1990), medio ambiente y desarrollo (Río de Janeiro, 1992), derechos humanos (1993), población y desarrollo (Cairo, 1994), desarrollo social (Copenhague, 1995), mujer (Beijing, 1995), asentamientos humanos (Estambul, 1996) y alimentación (Roma, 1996).




Referencia:

Castells, Manuel (1997a) La Era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura. Vol. 1: La Sociedad Red, Alianza, Madrid.